La uva tempranillo es la columna vertebral de algunos de los mejores vinos tintos de España y es que, a pesar de tener su origen en La Rioja, goza de gran arraigo en toda la Península Ibérica.
Sin embargo, este tipo de uva tinta, que está presente en más de 38 Denominaciones de Origen, no solo es reconocido en el territorio nacional, sino que ya se ha exportado a países como Portugal, Francia, Argentina, Australia o lo Estados Unidos.
Características de la uva tempranillo
Si a pesar de su reconocimiento y extensión, todavía no conoces la uva tempranillo, desde Bodegas y Viñedos Amaró te ayudamos a distinguir y conocer las características de la uva tinta del país.
Como podrás imaginar, la denominación de este tipo de uva como tempranillo no es fruto de la casualidad. Es la variedad que menos tiempo tarda en madurar. Una uva agradecida que se adapta muy bien a los diferentes tipos de clima y de terreno y para la que el frío y el sol no son un gran problema. Solo la sequía extrema y las plagas pueden hacer peligrar la cosecha.
Estas características hacen que la Ribera del Duero sea el escenario perfecto para dar luz a un racimo compacto y de hombros definidos con bayas de color intenso y hollejo grueso que se esconden bajo una gran hoja en forma de pentágono con los lóbulos marcados y ligeramente superpuestos.
Te dejamos esta tabla para que puedas observar la importancia de la tinta del país en Castilla y León, más concretamente en la Denominación de Origen Ribera del Duero.
- Año 2020
- Producción total de uva tinta del país en la Denominación de Origen Ribera del Duero 119.402.144
- Superficie de viñedo inscrito 23.108
La uva tempranillo es versátil, intensa y exigente, pero también fácilmente reconocible al servir en copa.
Características en copa
La tinta del país permite crear gran diversidad de vinos: jóvenes, crianzas, reserva, gran reserva e incluso vinos de autor. Caracterizados por colores de gran intensidad, sabores bien marcados y aromas intensos. Todo depende los tiempos de maceración, la temperatura de fermentación o la crianza.
Degustar un vino elaborado con uva tempranillo es un auténtico placer sensorial. Desde el inicio, con la fase visual, puedes disfrutar de su brillo y gran intensidad de color. Cuando el vino es joven, sus colores tienden a notas violáceas. Sin embargo, conforme el vino envejece, aparecen los tonos rojizos y granates. Colores que combinan a la perfección con la experiencia olfativa de aromas a fresa, ciruela, frutos del bosque e incluso violetas.
Si ha tenido un buen proceso de almacenamiento en barrica y un correcto proceso de crianza en botella, puede llegar a desprender olor a regaliz, cacao, vainilla, chocolate e incluso a tinta china.
Asimismo, en paladar, si el vino es joven, su sabor es suave y afrutado, pero a medida que aumenta su conservación en barrica, aparecen los matices que recuerdan al cuero. En definitiva, un vino con sabor agradable y fino, debido a su baja cantidad de taninos.
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